Confinamiento y cielos más limpios
¿Podría ser este el momento para replantear nuestras vidas?
Se ha parado todo. El COVID-19 nos ha obligado a frenar!!
Tal vez este sería el momento perfecto para pensar cómo hemos vivido hasta ahora y la oportunidad que puede suponer empezar de nuevo. El bullicio de las ciudades ha desaparecido, el silencio recorre hoy las calles y un nuevo diseño urbano quizá seria posible.
El confinamiento y la reducción en el uso de los tradicionales vehículos a motor han provocado cambios medioambientales increíbles en pocos días, nuestros cielos se están limpiado. Muchas cosas, como reducir el número de coches en los núcleos de las grandes urbes parecía imposible y en cambio ahora, aunque de manera obligada, a penas hay ningún vehículo que no sea del servicio público.
Todo lo que está pasando en estos momentos, nos hace replantearnos ciertas cuestiones, que modifican nuestros valores, nuestras ideas de lo necesario y lo superfluo, de lo perjudicial y lo beneficioso. El ser humano se ha caracterizado siempre por su capacidad de resurgir, de reinventarse, siempre ha sido capaz de remontar, de mejorar aún cuando las cosas eran difíciles.
El Covid-19 nos ha obligado a frenar nuestra actividad trepidante
El transporte, algo tan común y en lo que no se piensa habitualmente, resulta ser primordial en la economía de cualquier país y su progreso, de primera necesidad ahora porque todo tiene que llevarse o traerse de un sitio a otro, por corto que sea el trayecto. No hace falta explicar lo necesario que es a día de hoy el Transporte de Mercancías, para la comida, los medicamentos, todos los elementos que forman parte de los equipos hospitalarios y de las medidas de protección de nuestro sistema de salud, por nombrar alguno.
Sin embargo, es imposible entender la situación por la que atraviesan los transportistas durante esta crisis del COVID-19, camioneros, mensajeros que con sus motos llevan alimentos a otros. Nadie los ha tenido en cuenta a la hora de tomar decisiones. No descansan y trabajan mil horas seguidas anteponiendo la necesidad de otros a su seguridad y protección.
Los vehículos sostenibles como motor del cambio
Igualmente el trasporte sostenible unipersonal, tanto de ocio como de movilidad en las ciudades, a pesar de estar demostrado su beneficio, tampoco acaba de encontrar su lugar en las ciudades ni en su legislación. Bicicletas, patinetes, segway son vehículos perfectos para moverse sin atacar al medio ambiente y, por tanto, a nosotros mismos. Algunas metrópolis han alcanzado unos niveles de contaminación ya nocivos para los ciudadanos y ni si quiera esa razón hace mirar a nuestros mandatarios hacia estas soluciones sencillas que dan los vehículos sostenibles.
A principios del siglo XX aparecían los primeros automóviles; durante un tiempo cohabitaron con otros medios de transporte más antiguos y con el libre deambular de los peatones y, al final, su necesidad hizo que todas las ciudades se fueran transformando para dejar paso al progreso que traían.
Y es que el progreso actual pasa por los vehículos eléctricos que no atentan contra el medio ambiente ni contra el hombre, estos también son una mejora innegable y, por tanto, hay que hacerles un hueco para beneficio de todos.
Tal vez respirar ahora este aire limpio de contaminación nos haga ver con otros ojos a estos vehículos que no han llegado para molestar a las personas ni incomodar las ciudades, sino cambiar nuestras vidas a mejor.
Personalmente no soy muy optimista en cuanto a si los niveles de emisiones se van a mantener más bajos. En mi opinión, se retomarán aún sicabe con mas fuerza tras la reactivación de la economía. Esperemos que por lo menos sirva para demostrar que el uso desmedido de los combustibles fósiles esta acabando con el aire limpio de nuestras ciudades
Gracias por tu reflexión, Carlos.
Sí, sería genial aprovechar esta situación y la cantidad de imágenes de grandes ciudades limpias de contaminación que estamos viendo por las redes, para que simplemente nos paremos y pensemos… qué estamos haciendo con nuestro planeta.
Algo hay que hacer… aunque ahora mismo la primera preocupación sea la vida de la gente… lógicamente.
Pero, en un futuro, y no muy lejano, todos deberíamos empezar a pensar y concienciarnos que otro modo de vida, menos agresivo con todo lo que nos rodea, empieza a plantearse como obligación para mantener la forma en la que vivimos en nuestro planeta. O igual este que llamamos «nuestro planeta», no va a querer que nos quedemos por aquí. 🙁
Desde luego, hay que parar, de verdad, y reflexionar sobre lo que nos está ocurriendo. Una pandemia debería ser un buen momento para pensar en lo que hacemos, en cómo vivimos nuestra vida y cómo nos gustaría vivirla. Habría que pensar en cómo nos dirigen nuestros gobernantes y si este es el modo que nos merecemos.
Si tuviéramos la capacidad real de organizarnos, ayudarnos y colaborar entre nosotros, con la única intención de encontrar una forma para que todos viviéramos mejor y pudiéramos alcanzar nuestras metas.. algo podría cambiar, de verdad.
Y muchas gracias por vuestras reflexiones porque es cierto que en estos momentos no se está ayudando lo suficiente a sectores de primera necesidad, como el del transporte de mercancías o la entrega a domicilio. Actividades que siempre son importantes y ahora, más que nunca.