El planeta y sus bicicletas
Acaba de ser el Día Mundial de la Bicicleta pero este año no hemos podido reivindicar su uso en las calles, como en otras ocasiones.
A pesar de que ahora los ambientes están libres de humos, los cielos más limpios que nunca y el escenario es inmejorable, existen restricciones para los vehículos de dos ruedas, al menos en España.
En los primeros días de esta crisis del COVID-19 hubo mucha confusión, y a pesar de que el estado de alarma permitía ciertos desplazamientos cómo ir al trabajo, al hospital o al supermercado, la realidad era que el uso de la bicicleta estaba bajo sospecha constante.
La Bicicleta no es sólo un juguete
En este tiempo de confinamiento la polémica ha acompañado a las bicicletas, ya que están asociadas a la idea de que son sólo de uso deportivo o de ocio y no un medio de transporte. Se ha sabido de casos concretos que han resultado controvertidos y que han acabado en multa.
En cambio, según cómo y dónde, sí podemos utilizar nuestras bicicletas. Las medidas del Decreto de Estado de Alarma permite la movilidad individual para actividades determinadas y que, en breve, van a ser ampliadas.
Las bicicletas son el transporte ideal en tiempos de COVID-19
Fernando Simón, Director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, en su última comparecencia dejó abierta la posibilidad de permitir hacer deporte en la calle después de que Pedro Sánchez hiciera referencia a ello en su último comunicado.
Todavía es un tema que hay pulir antes de hacerlo efectivo, y obviamente está en estrecha relación con el comportamiento responsable de los ciudadanos, realizar el deporte en soledad y siempre evitando los riesgos de transmisión.
Las bicis permiten, de manera natural, la distancia social, por eso algunos países han creado rutas provisionales de carril bici para usarlas en esta crisis, pero parece que no nos hemos puesto de acuerdo en la medidas a tomar en ninguna parte del mundo, ya que las normas cambian según el país e incluso según la ciudad.
Las medidas adoptadas en Europa para el uso de la bicicleta
Francia, por ejemplo, ya adecuó para las bicis las calles de la ciudad con barreras de separación para delimitar un carril de mayor anchura en la calzada durante la huelga del transporte público, que duró 40 días. Ahora estudian que ese urbanismo táctico se pueda ampliar y formar parte de la vida diaria de las grandes urbes después de que pase el coronavirus.
La Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, aplaude la decisión francesa y asegura que estudiará la medida gala de aprovechar las circunstancias para cambiar el modelo de movilidad con otros ministros y gobiernos locales y autonómicos.
En Europa, hay países donde la bicicleta está totalmente integrada de manera representativa en la vida de la gente, países como Bélgica, Holanda o Alemania, que durante esta situación, no han tenido que hacer sino recomendar su uso y ampliar las zonas habilitadas para ello.
A Portugal, esta crisis le ha coincidido con la celebración de Lisboa como Ciudad Verde Europea 2020. Por eso, ya contaba con un plan consistente en ampliar de 60 a 200 kilómetros de carril bici y continuará cuando todo acabe con esas obras.
Alemania es otro país que ha duplicado temporalmente la anchura de sus carriles pintando incluso una raya amarilla para ello. En ciudades como Milán o Nueva York, siendo dos núcleos donde mas fuerte ha atacado la pandemia, nunca se han dejado de usar los servicios públicos de bicicletas por considerarlos precisamente idóneos para esta situación.
La disminución de la contaminación en las ciudades
El descenso demostrado de la contaminación en todas las ciudades por las restricciones del tráfico, pone sobre la mesa la posibilidad de otro orden urbano, progresivo y coherente.
Tal vez sería el momento de abandonar el enfoque cochecentrista y buscar soluciones alternativas que ahora sabemos posibles y efectivas.